La verdadera libertad

 


En Dios somos libre


Muchas veces estamos libres solamente porque no estamos literalmente presos, pero no disfrutamos de una verdadera libertad como deberíamos. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque aunque no nos encontramos en una cárcel física, nuestra alma se siente  presa.


¿Por qué puede sentirse presa el alma de un ser humano?  Por las dificultades de la vida, ya que la verdadera libertad no la define un lugar físico, sino la condición interna de cada individuo. Pero en Dios somos libres, por eso cada individuo debe vivir en comunión con el Padre, para ser libres en El sin importar el lugar ni la condición que se encuentre.


Pablo y Silas se encontraban presos literalmente, pero ellos aun así permanecían en libertad, porque su libertad no dependía del lugar donde se encontraban, sino de su condición interna y de su relación con Dios. Ellos a pesar de encontrarse allí presos, pusieron en evidencia su libertad, a tal punto que llegó a todos los que en aquel lugar se encontraban.


Eres libre, porque tu verdadera libertad no depende del lugar donde te encuentres, sino de tu relación con Dios por medio de Cristo Jesús. 


Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.

Hechos 16:25



Los demás presos oían a Pablo y a Silas orando y cantando himnos a Dios, porque cuando eres verdaderamente libre, el lugar donde te encuentras no determina lo que realmente eres, sino que si eres libre, donde te encuentres, tu libertad siempre alcanza a los demás.


Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.

Hechos 16:26


Cuando llegas a un lugar y no permite que la oscuridad que allí se encuentra apague tu luz, te conviertes en la luz resplandeciente para todos los que allí se encuentran.  La libertad de Pablo y Silas no pudo detenerla aquel encierro, sino que se expandió, haciendo libre a todos los que ahí estaban, porque cuando eres luz alumbra todo el lugar y a todos los que te rodean.


¿Cómo puedo manifestar que soy libre aunque mi cuerpo no lo  esté? Donde te encuentres debes mostrar lo que eres, nunca dejarte influenciar, ni intimidar por el lugar ni por lo que allí se presente, tu eres luz y debes alumbrar como lo hicieron Pablo y Silas.


Ellos demostraron que la verdadera libertad no es algo físico, sino algo que se encuentra dentro de ti, ellos atados y en lo más profundo del calabozo, continuaban en libertad y la hicieron visible en todo el lugar.


Libre de toda opresión



Muchas veces las dificultades nos hacen sentir como presos, nos privan de toda libertad física y emocional, y cuando no podemos apreciar esa libertad interna y vivirla, no podemos reflejarla ni manifestarla en nuestro entorno. Pero no podemos permitir que la opresión del enemigo nos prive de nuestra libertad y nos esclavice, tenemos que clamar a Dios por nuestra liberación.


Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; Me rodearán los justos, Porque tú me serás propicio.

Salmos 142:7


El salmista en este verso le pide al Señor que lo saque de la prisión para alabar su nombre. El le pide a Dios: Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre.


David no se encontraba preso literalmente, pero la persecución por la que estaba atravesando lo hacía sentir sin libertad. El sentía su alma presa, el estaba siendo perseguido, y esto lo hacía sentir preocupado y angustiado, por lo que no percibió la libertad que él estaba acostumbrado a sentir.



Pero lo bueno del salmista es que él conocía su condición, y pedía ayuda al Padre para ser libre de su condición. David sabía que cuando no podía adorar a Dios carecía de libertad, él sabía que una persona en libertad vive para adorar y alabar al Padre. 


En ocasiones estamos así como el salmista, pero no conocemos nuestra condición, y no sabemos como ir a Dios a pedir ayuda para salir de la cárcel en cual nos encontramos. Tenemos que aprender de David, y pedir al Padre que nos ayude a alcanzar la verdadera libertad, para poder alabar su nombre sin importar la condición en la que nos encontremos.


Necesitamos ser libres como Pablo y Silas para alabar a Dios en todo tiempo, en persecución, en opresión, en prisión, y en cualquier otra condición. No podemos permitir que las condiciones adversas de la vida nos priven de esa libertad que el Padre nos da, esa que rompe cadenas, que abre puertas, y liberta a los cautivos. Esa libertad que da gozo y paz, que te fortalece, y te mantiene de pie cuando otros ya se han derrumbado. 


El Padre te da la verdadera libertad por medio de su hijo Jesucristo, esa que mantenía con gozo y paz a Pablo y a Silas aun en medio del calabozo. Esa que rompió las cadenas que los ataban, y abrió las puertas de aquel lugar, para mostrar a todos la verdadera libertad del reino de Dios.

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