Jesús es la solución

 


En Jesús esta lo que necesita


Aquí había un hombre llamado Jairo que tenía a su hija muy enferma. Cuando este hombre vio a Jesús, se arrodilló y le dijo lo que le pasaba, y le rogaba mucho diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. 


La hija de este hombre estaba muriendo, pero él fue a donde tenía que ir, a donde si había solución. Él tomó la decisión correcta, acudió a Jesús y le dijo: “mi hija está agonizando, pero si tú pones tu mano sobre ella, ella vivirá”.


Cuando le pasó esto, él no fue a otro lado, sino que buscó a Jesús quien tenía la solución de su caso. Mientras que los demás estaban alborotados, llorando y demás cosas, mientras que los demás estaban ya rendidos, Jairo fue a donde había solución y habló con quien tenía que hablar: habló con Jesús.


Marcos 5-21/23

Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. 


 Así tienes que ser tú, no hablar por hablar, ni comunicar tus cosas a quien nada te puede solucionar, sino acudir a quien tiene respuesta y solución. No le comuniques tus cosas a quien nada tiene para darte, dirígete a Jesús, que si tiene para ti todo lo que necesitas.


¿Por qué a nosotros nos gusta ir donde las personas y no a dónde Dios? ¿Por qué nos gusta ir a donde nada pueden hacer? Tenemos que romper con eso, no podemos continuar así, tenemos que ser sabios al momento de tomar la decisión de a donde ir a buscar ayuda, y solución para nuestras necesidades. 



Al momento de elegir a dónde buscar ayuda, lo primero que debemos hacer, es asegurarnos si realmente está allí lo que nosotros necesitamos. Esto no es un juego, no es de sabios dirigirse a un lugar cualquiera a buscar solución. Tenemos que asegurarnos de que en aquel lugar no haya confusión en vez de solución, antes de comunicar lo que nos está pasando. 


La casa de Jairo estaba llena de gente que nada hacía: solo armaban alboroto y lloraban, produciendo confusión. Cuando llegó Jesús, sacó a los que se lamentaban y a aquellos que alborotaban en aquel lugar. Además, cerró la puerta y únicamente se quedó con algunos de sus discípulos. A veces, creemos que estamos acompañados, y en verdad lo que tenemos es mucho alboroto y mucha bulla, y ese ambiente inadecuado, lo que nos trae es confusión no solución. 


Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente.

Marcos 5:38-42


¿Cuáles son estas personas que hacen alboroto y bulla? Son aquellos que se rinden y se resignan a lo que ven con los ojos naturales, son los que no creen en los milagros, son aquellos que no tienen fe. Por esto, en la historia que estamos viendo, Jesús sacó a los que no tenían fe, entró con los suyos y cerró la puerta. Porque estas personas que no creen, solo entorpecen, ya que solo hacen alboroto. Su alboroto y su bulla confunde y entorpece la manifestación del cielo. Entorpecen la manifestación de lo sobrenatural con su falta de fe. Jesús solo entró con sus discípulos, el padre y la madre de la niña, y cerró la puerta. 


Los discípulos eran del reino divino y los padres de la niña eran los más preocupados por el milagro, es decir, eran los que más anhelaban que la niña volviera a vivir. Por esta razón Jesús se hizo acompañar de ellos, porque estos tenían un nivel alto de fe, de tal manera que hacían la atmósfera al milagro. Jesús nos muestra que lo necesario no es mucha gente, porque a veces  lo que hacen es causar mucho alboroto, y crear confusión. Lo que es realmente necesario es creer, y tener fe para que ocurra el milagro. Esto es lo que crea una atmósfera correcta para que ocurra el milagro. 


 Cree en Jesús y recibirás tu milagro





Tenemos que ir a Jesús y no a los hombres, la casa de este hombre tenía mucha gente, pero ninguno pudo solucionar el problema que él tenía. Solo Jesús llevó la solución a su casa, nadie más lo pudo hacer. Pero tuvo que sacar a las personas que no tenían fe para crear la atmósfera, y que ocurra el milagro. Tenemos que apartarnos de la gente que no tiene fe, y clamar por el milagro para que ocurra. Porque la gente que no tiene fe entorpece el milagro. 


Tenemos que cerrar las puertas, y mantenernos en fe para atraer el milagro a nuestra casa, a nuestras vidas, y a nuestra familia. Tenemos que apartarnos de las quejas, de los llantos, y de los lamentos, y unirnos a Jesús para que ocurra el milagro, y cambie todo en nuestra casa. 


Mateo 9-18 

Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; más ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.


Este hombre accionó, él tomó una decisión de fe, mientras otros se lamentaban, lloraban y se resignaban a que ya la niña había muerto. Él se movió en fe, y no se resignó ni se rindió a lo que estaba aconteciendo, sino que tomó una decisión de fe. 


No importa cuál de tus áreas está enferma, no importa cuál de ellas esté agonizando, no importa cual haya muerto; si le permites a Jesús tocarlas la que está enferma sanará y la que está muerta vivirá. No te preocupes por lo que esté pasando en tu familia, en tu matrimonio, en tu hogar, si buscas a Jesús y lo llevas a ellos, Él llevará vida y solución a tu casa .




Mateo 9-23/26 

Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.


Por su acción de fe, el padre de la niña consiguió su milagro. Jesús fue a su casa, puso la mano sobre su hija y la niña recobró la vida. Su acción de fe tuvo respuesta de parte de Jesús. Si este hombre se queda como los demás que estaban en su casa, la niña no recobra la vida, porque se necesita una acción de fe para que haya vida. 


En momentos de adversidad, se necesita una acción de fe para volver a vivir como antes; no nos podemos quedar en el lamento y el llanto, tenemos que accionar en fe y correr a donde Jesús a buscar el milagro. A pesar de lo que esté pasando, tenemos que tomar actitudes de fe, y tenemos que accionar en fe.


Se necesita alguien que se levante, y se mueva en fe en busca de la vida y la lleve a la casa. Se necesita uno que no se rinda ni se resigne, uno que no acepte derrota, y rompa con los planes del enemigo, uno que no acepte la muerte y busque a Jesús que es la vida, para que se manifieste lo sobrenatural en nuestras casas y en nuestras familias.

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