La voz de Dios

 


Dirección de Dios.

Dios nos habla todos los días y de diferente forma, para darnos dirección y para que nos vaya bien en nuestro caminar, pero tenemos que estar atentos para oír su voz, porque cuando no podemos escuchar su voz andamos perdidos. Escuchar la voz de Dios y entender sus tiempos y sus temporadas es muy importante, porque esto nos evita caminar dando palos a ciegas. Dios nos habla para darnos dirección y para mostrarnos lo que vendrá en el futuro, todo esto para que nos preparemos y sepamos qué hacer en cada tiempo y cada temporada.

Dios  no quiere que seamos sorprendidos con los acontecimientos venideros , Él no quiere que nos vaya mal, y por eso nos muestra y nos presenta lo que está por venir. Pero muchas veces nosotros estamos muy distraídos en otros asuntos, y no le podemos oír ni le podemos ver, y por eso nos va mal, resbalamos y caemos. Tenemos que detenernos y analizar en las cosas que nos están distrayendo, y que están ocupando nuestro sentido para evitar que escuchemos la voz de Dios, para que andemos sin dirección.

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Colosenses 3:2

Tenemos que detenernos y voltear la mirada, quitarla de los problemas y situaciones adversas que nos abruman y de todo deseo natural, y ponerla en Dios y en su reino; para de esta manera poder oír su voz y ser dirigidos y protegidos por Él.

En Jueces capítulo 6, vemos lo que pasó al pueblo de Dios por apartarse de Él, y por hacer lo que no era de su agrado. Dios lo entregó en mano de sus enemigos, ellos venían a su pueblo y  saqueaban y  destruían  sus bienes, pero el pueblo de Dios se detuvo y volteo su mirada a Dios y clamó. 


 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová.

Jueces 6:1:6 

El pueblo estaba perdido en sus propios asuntos, pero cuando se sintieron presionados por esos pueblos, volvieron en sí y  clamaron a Dios. Muchas veces estamos caminando por nuestros propios caminos, los cuales siempre están muy lejos de Dios, pero cuando recapacitamos y entendemos que en Dios está nuestra solución y clamamos, Él nos oye y nos responde. 

En ocasiones estamos pasando algunas dificultades, y no nos damos cuenta que las mismas son ocasionadas por andar en caminos alejados de Dios, lo cual nos lleva a vivir bajo opresión por la desobediencia. El pueblo de Dios estaba siendo oprimido, por no obedecer las órdenes del Padre y por andar envueltos en otros asuntos que no eran del agrado de Dios, pero cuando quitaron la mirada de lo que estaban haciendo, miraron a Dios y clamaron a Él, Dios les respondió y los libero de dicha opresión.

Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.

Jueces 6:7-10


Cuando no obedecemos las órdenes de Dios, es lo mismo que no escuchar su voz, el pueblo de Dios  oyó decir de sus antepasados que Dios era su Dios, pero no obedecieron a la palabra que Dios había hablado: no oyeron su voz, y esto trajo como consecuencia vivir en opresión hasta que se volvieron a Dios. 

A veces estamos perdidos, pero si nos detenemos y miramos a Dios, Él nos escucha y nos responde. Es muy importante reconocer nuestra condición y arrepentirnos de ella, para poder recibir respuesta de Dios y recibir su ayuda en nuestra condición.

Es por eso que debemos vivir conectados a las cosas del cielo, a lo sobrenatural y no a lo terrenal, porque cuando podemos estar conectados al Padre, estamos en la posición correcta para escuchar su voz y ser direccionados por Él. En esta posición no seremos engañados ni confundidos por las voces contrarias de los alrededores, porque todos nuestros sentidos están sometidos a Dios.  

Tenemos que sacar de nosotros todo lo que nos distrae y nos desenfoca, y toma toda nuestra atención para impedir que miremos al cielo y que nos concentremos en lo sobrenatural, porque desenfocados  no vamos a poder oír la voz de Dios. Pero si miramos a las cosas de arriba y conectamos con el Padre, seremos direccionados y guiados por Él, y así no andaremos perdidos y sin rumbo como antes.

Dios te bendiga y te guarde pueblo amado del Señor.

 

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