Guiado por el Espíritu de Dios

 


Los hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios


Dios nos conduce y nos guía por medio de su Santo Espíritu, Él nos dirige para que seamos librados del mal y del peligro del mundo. Por eso tenemos que mantenernos conectados a las cosas del Espíritu, y pensar en ellas para de esta formas estar listos para oír su voz y ser guiados por Él. 

No debemos llenar nuestra mente de aquellas cosas que no son espirituales, porque estas nos sacan del lineamiento divino que necesitamos para ser conducidos por el Santo Espíritu de Dios. Muchas veces nos dejamos engañar del maligno, dejando llenar nuestra mente de cosas que nos desenfocan de lo que es del reino, y entonces no podemos escuchar la voz del Padre cuando nos quiere librar, y por eso caemos en el peligro.

Dios es bueno, Él nos quiere salvar, pero nosotros nos dejamos engañar y desenfocar, y de esta forma no podemos estar en sintonía para oír su voz de salvación cuando nos quiere librar por medio de su Santo Espíritu. Tenemos que alinearnos con el Espíritu de Dios para ser guiados y salvados por El y no seguir bajo el dominio del enemigo, porque esto no es lo que Dios quiere.

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:

Juan 14:16


Esto es lo que Dios quiere, que su Espíritu Santo sea nuestro consolador. Si nos mantenemos conectados a Él, recibiremos consuelo en los momentos de necesidad, porque estará siempre con nosotros. Satanás no quiere que crea esta verdad, porque si crees esto y te activas no te sacarás más de la sintonía del Espíritu de Dios. Así no podrás ocupar tu mente con cosas naturales, para tomar tus sentidos y que no puedas oír la voz del espíritu cuando te habla para salvarte.

El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

Juan 14:17-18

No eres huérfano, eres hijo de Dios, y su Espíritu Santo mora en ti y estará contigo para siempre. Los del mundo no lo pueden recibir, porque no pueden verlo ni lo conocen, pero no eres del mundo, tú le conoce porque Él está contigo.

Como hijo de Dios, tienes el privilegio de la morada del Espíritu Santo en ti, muchos no gozan de esa bondad, del consuelo y de ser guiados por el Espíritu de Dios. Muchos quisieran, pero están tan envueltos en los asuntos del mundo, y no tienen tiempo para nada espiritual, y por tanto no pueden oír su voz. 

Conforme al Espíritu


No podemos darle riendas sueltas a los deseos naturales que solo nos llevan a la muerte, más bien debemos vivir conforme al Espíritu que nos da vida. Los deseos naturales no tienen nada que ver con lo espiritual, por eso no podemos vivir de acuerdo a ello, porque las cosas del Espíritu nos conducen a la vida , pero los deseos naturales nos llevan a la muerte.

Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

Romanos 8:12-13

Las obras de la carne son todas aquellas que no tienen nada que ver con las obras del Espíritu, sino con todo lo natural. Las mismas, son deseos naturales, que te alejan cada día más de Dios y de su palabra. Estas te esclavizan a vivir bajo una ceguera espiritual, que para ti no hay nada más importante ni existe otra cosa, solo una vida basada totalmente en lo natural. Es un plan del enemigo para que no puedas ver la luz de Dios, ni te considere su hijo, porque sabe que los hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios y él quiere impedirlo.

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Romanos 8:14

Satanás no quiere que seamos guiados por el Espíritu de Dios, él no quiere que disfrutemos de ese privilegio, porque sabe que cuando somos guiados por el Espíritu de Dios, él no nos puede engañar ni confundir. Cuando El Espíritu nos guía tenemos visión clara y oídos sordos a las voces de satanás, entonces no hay manera de él lograr su propósitos con los hijos de Dios.

No somos esclavos de los deseos naturales, que solo nos llevan a la muerte, somos hijos de Dios. El espíritu de Dios nos guía, y ese mismo Espíritu nos hace libres del miedo y del temor, y nos confirma que somos hijos de Dios.

 

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