La promesa de Dios
Apropiado de la promesa
Cuando Dios nos hace una promesa siempre nos pide algo, lo cual tenemos que tomar en cuenta y obedecer para el cumplimiento de lo prometido. Dios dijo a Abraham: deja tu tierra, tus parientes y la casa de tus padres, para ir a la tierra que yo te voy a mostrar.
Él salió, y en el camino se le presentaron adversidades; como el caso de su esposa Sara: el rey la mandó a buscar y la llevó con él. Eso no fue lo que Dios le prometió, pero si son de las cosas que se dan en el camino del cumplimiento de la promesa.
Me imagino lo que dijo Abraham cuando el Faraón mandó a buscar a su esposa Sara. A mí me parece escucharlo decir: más vale que sea de bendición para mí, no sabe lo que te espera de no hacerme el bien. Cuando el Faraón se la llevó, me parece haberlo escuchado: ya verás que no te irás como piensas. Abraham sabía lo que portaba y en ellos confiaba. Tenía una promesa de parte de Dios.
Tienes la promesa, tienes la palabra; apodérate, aprópiate, y hazla tuya. Asegúrate de cumplir con lo que Dios te pide para el cumplimiento de la misma, porque cada promesa tiene algo que antes tienes que hacer para que ella sea cumplida. Dios pidió a Abraham dejar su tierra y la casa de su padre, que se moviera a la tierra que Él le iba a mostrar.
Dios le dijo a él las bendiciones que le daría, pero si él no obedece a lo que El Padre le pide, no iba a recibir las bendiciones ofrecidas. Tienes que dar lo primero para recibir lo segundo, que es la bendición. ¿Qué es lo primero que tienes que dar? La obediencia al llamado de parte de Dios.
Hay lugares donde Dios no te va a bendecir, por tanto te debes mover, porque si no eres obediente al movimiento que Dios quiere, entonces, no recibirás lo que viene luego. En esos movimientos para bendición, a veces se te presentan muchas condiciones adversas, pero Dios tiene que sacarte de algunas comodidades que te impiden ser bendecido.
Porque a veces, no es que está bendecido, sino que está cómodo. Por eso Dios te incomoda para acelerar el proceso de bendición. Tiene que ser flexible al llamado y concebir la promesa, porque es verdad que se presentan adversidades en este proceso de aceleración de la bendición, pero bajo el manto de obediencia y creyendo en la promesa; sólo sucederá el cumplimiento de la misma.
Génesis 12:1/3
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Dios dijo a Abraham: sal de tu tierra y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré. Dios no se la entregó, Él dijo: sal y te mostraré. Dios le prometió algo para que sea cumplido a medida que él avanzara en el camino indicado. Si Abraham no se hubiese movido como Dios le dijo, lo prometido por Dios no se iba a cumplir en su vida. ¿No se iba a cumplir porque Dios falló? No, sino porque él no hizo lo que tenía que hacer. El Padre promete, pero tú tienes que cumplir con lo que Él te pide, para que la promesa sea cumplida.
Gestando la promesa
Tienes que gestar la promesa hecha por Dios y hacerla tuya, para poder cumplir con lo que Él pide y sea cumplida la misma. Tienes que concebir y embarazarte de ella como la hembra cuando va a dar a luz. Una mujer embarazada tiene una promesa, ella va a dar a luz, pero la ilusión de ver el nacimiento de ese niño, le da la fuerza a esa madre para soportar con valor todos los contratiempos que se le presentan en el tiempo de gestación. La fuerza que la ampara es pensar en el día de ver nacido a ese bebe que lleva dentro.
Desde el principio del embarazo, ella comienza la preparación para el día de la llegada de ese bebe que espera. Es una promesa que ella tiene, la cual dará a luz, pero esta dura nueve meses.
Es que tiene que esperar el proceso de gestación para que llegue él bebe, y durante el mismo; tiene que soportar y sobrepasar cada contratiempo que se le presente. Durante ese tiempo, ella debe hacerlo con la fuerza que le da pensar en aquel día del nacimiento del bebe que espera. Son muchos los fenómenos que ella tiene que enfrentar, pero cada uno de ellos, ella lo vence, porque ella no se enfoca en los fenómenos que se le presentan a causa de la llegada de su bebe, sino en el niño que llegará y que ella espera ansiosamente.
Tienes que confiar, tienes que embarazarte de la palabra dada. Tiene que gestar la promesa hasta el cumplimiento de la misma. Tiene que embarazarte de ella, y alimentarla para que permanezca con vida y se desarrolle para el tiempo del nacimiento. ¿Cómo alimentar la promesa? Cuando te mueves en obediencia al llamado de Dios, estás alimentando la promesa, y así la mantiene con vida para su desarrollo efectivo hasta el tiempo de su cumplimiento.
La que está en proceso de gestación se alimenta y se medica con frecuencia, y actúa con cuidado para proteger el desarrollo adecuado del bebe que está por venir. Esta, nunca se olvida del que lleva dentro, porque depende de su cuidado y protección para su buen desarrollo. Todo lo hace entendiendo que está en un proceso de gestación. Hasta su caminar es con cuidado, porque sabe que un salto inadecuado puede producirle un aborto, y ella no quiere perder al que lleva dentro.
Cuando concibe la promesa es un proceso de gestación, de igual modo que cuando la hembra espera a un bebe. De igual forma tiene que cuidar y proteger aquello que está gestando. Tiene que caminar en obediencia, y cuidar de no dar un salto inadecuado, porque un salto inadecuado, puede producir daños inesperados con grandes consecuencias.
En este proceso, hay que cuidar al que nacerá, protegerlo como la madre que anhela la llegada de su bebe ansiosamente. Como aquella que soporta con amor durante todo el proceso, que resiste todo aquello que llega a ella a causa del que va a nacer. Y lo soporta con amor, porque tiene la fuerza de la felicidad que va a recibir, el día que vea su recién nacido por primera vez.
Si te embaraza de la promesa, y actúa en el proceso de gestación de la misma, como esta madre que está ansiosa por la llegada del que espera. Esta, que en lugar de ver las condiciones adversas que revocan a ella a causa de la llegada del niño, en su lugar, ella percibe la felicidad que tendrá aquel día que lo tenga en sus brazos. Si como ella, actúa, nunca estará débil durante el tiempo de espera para el cumplimiento de la promesa.
Porque la madre se mantiene fuerte, a causa de la felicidad que sabe que tendrá. Por eso durante el tiempo, se la pasa preparando, días tras días la llegada de su bebe, busca lo necesarios para que a él no le falte nada.
Si tomas en serio el tiempo de gestación de la palabra como la madre a su cría, durante el tiempo para el cumplimiento de la misma será confortado, porque tú no estás enfocado en lo que pasa en el tiempo de espera; sino en ver el día de esta ya cumplida.
Este será un tiempo de preparación, tiene que caminar con este conocimiento. Un niño no nace desde que es concebido en el vientre de la madre, luego de concebir, la madre tiene que esperar un tiempo para luego dar a luz. Es el tiempo de gestar la promesa, de gestar la palabra dada por Dios. Así como la madre concibe, así tiene que concebir y gestar la palabra dentro de ti; protegerla y cuidarla para la llegada de aquel día: su cumplimiento.
Como la madre cuida y protege a aquel que lleva dentro, así tienes que proteger lo que lleva dentro; la promesa divina de Dios. Velar por ella para que nada ni nadie la toque o dañe, para que nada impida un cumplimiento provechoso.
Evitando así durante el proceso cualquier caída provocada por la prisa o por desesperación. Caminando por el camino que Dios dijo con paciencia y obediencia, y cuando se presente cualquier evento, resolverlo con sabiduría. No mirando el evento presente, sino mirando aquel día del cumplimiento de promesa que llevamos dentro.
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