Llevando toda carga a los pies de Jesús


Lleva tus cargas a los pies de Cristo.

Si te sientes cargado y turbado como que no encuentra salida, ve a Jesús y deposita en él todas esas cargas que te limitan. Él te hará descansar, Jesús lo dice en su palabra: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28. Y aún más cuando vamos a él arrepentido y con fe y reconociendo nuestra condición. 

Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.

Lucas 7:37-38 

Esta mujer conocía su condición, ella sabía que era pecadora, pero también sabía quién era Jesús. En su condición, ella sabía que no había otro lugar donde ella pudiera recibir descanso, porque en cualquier otro lugar lo único que podía recibir era acusación, pero en Jesús encontró solución.

Haz como ella, aunque en lo natural parezca no haber nada que hacer, aun así acude a Dios con fe, que Él tiene una salida para ti


Esta Mujer era rechazada por las personas, por aquellos que se consideraban limpios, porque lo peor que le puede pasar a un ser humano, es no tener el amor de Dios en su corazón. Porque cuando una persona no tiene a Dios en su corazón, siempre se cree más y mejor que los demás.

El que no tiene el amor de Dios en su corazón, está ciego espiritualmente, y por eso no es compasivo ni es misericordioso, y por esta causa solo ve lo malo en los demás, y solo acusa y señala. Nunca reconoce sus errores, ni los ve, pero los errores de los demás los alcanza a ver a flor de piel para acusar y señalar. 



Conociendo todo esto, está señora, que si reconocía su condición, fue a la presencia de Jesús con todos sus errores. Fue a los pies de él, con perfume y con lágrimas, y humillada a sus pies demostraba cuán grande era su carga, y cuán arrepentida estaba de sus pecados. 

Sabiendo que el mundo no tenía la solución de su caso, fue a la presencia de Jesús arrepentida de sus errores, y depositó en él todo su pasado y todo lo que le afectaba. Allí llevó su pasado, quizás un pasado aterrador, pero ella lo llevó a Jesús para ser libre de ese azote y recibir la paz que solo Jesús da. 

Como está mujer, así tenemos que hacer nosotros, ir a buscar la presencia de Jesús, arrepentirnos y humillarnos a él, para ser libre en su presencia. Tenemos que ir con toda carga y rendirnos a sus pies como lo hizo ella.  

Debemos ir al maestro y depositar allí todo pasado que nos agobia, todo dolor, toda angustia, y todo aquello que nos trae desesperación. Si nos dirigimos a Jesús con todo esto, y en su presencia le adoramos, reconociendo que solo él nos limpia del pasado aterrador que nos persigue, y tantas otras cosas más, él no limpia y nos hace libre de todo aquello.

Jesús nos recibe con amor, y nunca nos acusa como el mundo lo hace, él nos perdona y nos limpia de toda culpa.



Tus pecados te son perdonados.

Lucas 7:48

Estas fueron las palabras de Jesús para aquella mujer, que fue a él humillada y arrepentida de sus errores. Es por esto que debemos acudir a Jesús, porque mientras en mundo nos acusa, él nos perdona.

Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.

Lucas 7:50 

Sólo en Jesús encontramos solución y salida, para cualquier situación que estemos pasando, solo en él encontramos salvación y vida eterna. Solo Jesús nos hace libre de toda carga, de todo pasado tormentoso y de toda esclavitud.

Vamos a Jesús, sea cual sea el problema o situación por la que estemos pasando, en Cristo Jesús hay solución. Cuando todos te desprecien, nadie te tome en cuenta, enfermedad, conflicto, tristeza, dolor, traición, sea cual sea la condición, llévalo a Jesús y te dará la salida y la paz que necesitas.

Dios te bendiga y te guarde pueblo amado del Señor.

 


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